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Capítulo 4

Espiral de Ámbar – Capítulo 4: Egon el Extraordinario

A decir verdad, las cosas resultaron un poco anticlimáticas. Chamille y yo tuvimos que esquivar el tornado de mesas de madera que nos lanzaba Egon el Extraordinario, pero, como era de esperarse, pronto se quedó sin más muebles para lanzarnos. Nos tomó en total cinco segundos quitarle la varita mágica. Una varita que, por cierto, tenía incrustaciones de Cronoacero.

—¡Solo quería asustar a la de color morado! —dijo temblando—. Hizo que todo mi público se burlara de mí, ¡y no recaudé ninguna donación esta noche! ¡Ni un solo centavo!

—Chamille, creo que le debes… Creo que le debemos una disculpa a este pobre tipo.

—Está bien —dijo Chamille mirándose los pies y musitando un lo siento nada convincente.

—Lo sentimos de verdad, Egon. No sabíamos qué esperar al venir aquí…

Le regresé su varita y le expliqué nuestra búsqueda. Resultó que nuestro amigo Egon, hasta hacía poco, había trabajado como experto en demoliciones para la empresa Znap Construction. No obstante, trabajar en un escenario es algo con lo que siempre había soñado y, un buen día, mientras derribaba una bodega abandonada, encontró una oportunidad. Accidentalmente abrió una tumba antigua y olvidada donde encontró la varita y un montón de reliquias misteriosas.

¡Apuesto a que es la tumba de mi visión! Prometió que nos llevaría allí el día siguiente. No estoy segura de qué tenga que ver esto con mi madre, pero si es la misma tumba que vi en mi sueño, será demasiada coincidencia como para ignorarlo.